6 de diciembre de 2009

Un día 24 de junio... (fragmentos) 1/3.


 Un día 24 de junio estábamos comiendo y mi abuelito que dice: “ya sólo faltan tres años para que los abandone yo”. Desde antes, ya nos iba diciendo cuántos le quedaban de vida y se acercaba y se acercaba el día. Y el día que se acercó su muerte que va a ver a mi mamá y como ella estaba enferma que le dice:

- ¿Cómo amaneciste, Antonia?
- Pues mejor, un poco mejor.
- Como ya amaneciste mejor quiero que me hagas un favor, métete a la troje y baja mazorca para que pongan los nixcomiles porque mañana es mi muerte.

Pero mi mamá, como era su padrastro, en veces lo quería y en veces lo odiaba y luego le daba coraje lo que le decía. Después que dice: “ándale, levántate hijo, vete con Pablo a cortar chabacano porque mañana es 24 de junio y si de casualidad amanezco, me montas en el burro Azulejo y me llevas al santuario y si no da tiempo, de todos modos, corta ese chabacano y lo vendes para tengan dinero porque van a gastar en mi velorio. Le pides a tu tío una castaña de aguardiente... hay que partir leña para que no sufran las mujeres por hacer las tortillas. Pongan mi ropa limpia y me voy a lavar la cabeza y los pies para que me haga yo presente con Dios”.

"Caila Osorio, historia de una mujer de Metepec", Aguilar Garduño, Hilda. Investigación antropológica. 1992.