14 de abril de 2010

¿Cómo se administra la Extremaunción?


Al entrar en el aposento del enfermo el sacerdote le da á él y á los que habitan en la casa la paz diciendo: La paz sea en esta casa y con todos los que habitan en ella... Por ella se acredita al sacerdote como enviado y lugarteniente del divino Salvador. Luego se acerca al enfermo, le da á besar el Crucifijo, derrama agua bendita en la habitación con el hisopo en forma de cruz... Si el enfermo no se ha confesado, el sacerdote, después de exhortarle á los sentimientos de compunción, le confiesa, cuando el tiempo y las circunstancias lo permiten; y si ya se ha confesado y hay que administrarle el Viático, se le administra. Luego el sacerdote procede á la administración de la Extremaunción. Principia pidiendo á Dios con fervor salud y bendición para el enfermo y para toda la casa, diciendo: Bendecid, Señor, nuestra entrada para que venga á esta casa eterna felicidad, divina prosperidad, serena alegría, caridad fructuosa, salud sempiterna; huya de este lugar el acceso a los demonios, estén presentes los ángeles de paz y abandone á esta casa toda maligna discordia. Glorificad, Señor, sobre nosotros vuestro santo nombre y bendecid nuestro proceder. Después de estas y otras oraciones el sacerdote excita á los presentes á rezar por el enfermo los siete Salmos penitenciales ó las Letanías y otras oraciones, y luego, extendiendo su mano derecha sobre el enfermo, hace tres veces la señal de la cruz, diciendo: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, extíngase en ti toda virtud del diablo por la imposición de nuestras manos y por la invocación de todos los Santos, ángeles, arcángeles, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y de todos los santos. Amén. Después de concluida la unción, el sacerdote reza aún algunas oraciones por el enfermo, y en especial pide á Dios que le perdone sus pecados, que cure su alma y su cuerpo, que le defienda, le dé fortaleza y le devuelva á la Iglesia restablecida su salud. Al fin, dice el Ritual Romano, el sacerdote, según el estado de la persona, da al enfermo algún aviso ó saludable consejo y consuelo para que se confirme en morir en el Señor y para fortalecerle á fin de que resista á las tentaciones del demonio.

Gran Catecismo Católico. P. José Deharbe. Volumen IV, Madrid, Sociedad Editorial de San Francisco de Sales, 1895, pp 549, 550.

13 de abril de 2010

¿Qué cosa es la Extramaunción?


Así como la Santa Iglesia se acerca á la cuna del niño recién nacido para regenerarle á la vida sobrenatural por el Sacramento de Bautismo, así también se pone al lado del cristiano moribundo para aliviarle en su salida de este mundo por medio de otro santo Sacramento y prepararle á que renazca á la vida inmortal en el cielo.

Gran Catecismo Católico. P. José Deharbe. Volumen IV, Madrid, Sociedad Editorial de San Francisco de Sales, 1895, p 544.

5 de abril de 2010

Auxilio a los llamados muertos.


En el mundo a que han pasado los que se han libertado del cuerpo físico, un pensamiento amante es tan palpable a los sentidos como aquí pueden serlo las palabras amantes o los tiernos cuidados. Así, pues, todos los que marchan deben ser seguidos por pensamientos de paz y de amor, por deseos de que pasen pronto a través de los valles de la muerte hacia las brillantes regiones superiores. Muchos son los que permanecen en el estado intermedio más tiempo del que de otro modo estarían, porque tienen el mal Karma de no poseer amigos que sepan cómo ayudarles desde el lado de acá de la muerte. Y si la gente en la tierra supiese ¡cuánto consuelo y dicha experimentan los viajeros que marchan hacia los mundos celestes, por medio de estos verdaderos mensajeros angélicos, o sean esos pensamientos de amor y de fortaleza; si supiesen la potencia que tienen para reanimar y consolar, ninguno quedaría abandonado por los que quedan atrás. Los queridos "muertos" tienen, seguramente, derecho a nuestro amor y cuidado, y aun aparte de esto, cuán grande es el consuelo para el corazón, que carece de la presencia que iluminaba su vida, de poder seguir sirviendo al ser amado, y rodeado en su marcha de los ángeles guardianes del pensamiento!

Los ocultistas que fundaron las grandes religiones no descuidaron estos servicios, debidos por lo que queden en la tierra a los que parten de ella. Los indios tienen su Shraddha, por medio del cual ayudan en su camino las almas que ha pasado al mundo próximo, apresurando su paso al Svarga. Las iglesias cristianas tienen misas y oraciones para los "muertos": Concédele, Señor, la paz eterna, y permite que la luz perpetua brille sobre él", ruega el cristiano por su amigo del otro mundo.

El poder del pensamiento. Annie Besant. Editorial Guajardo, primera edición, 1980, pp 88, 89.