8 de diciembre de 2009

La enfermedad viene de lejos



La enfermedad viene de lejos,
viene sombríamente
subiendo a nuestro cuerpo
como a un monte, con un espeso
viento, con un duro paso seco.
Viene subiendo
a nuestro viejo cuerpo
como a una casa en ruinas
de noche, con el miedo.

La enfermedad viene de lejos
con polvo, con cansancio,
viene de cementerios,
arrastra escobas, trapos,
cuelga perros
como asesinos, de árboles
opacos y tercos.
La enfermedad llega al terreno
en que estamos y vemos
y nos rodea en silencio
y allí se está mordiendo
raíces, bulbos, yemas,
y escupe, escupe, escupe,
traga veneno.
La enfermedad agarra nuestro cuerpo,
unta leche de sapo dulce,
soba como un abuelo,
calienta saliva y sebo.
Víbora mansa torcida
al cuello,
cangrejo de la rodilla,
alacrán del pelo,
duele, pica, suda,
pasta de estiércol.
La enfermedad está girando
como las hojas de un helecho.
Lame una enorme lengua
de buey el pellejo.
Costra del lecho,
el cuerpo, el otro cuerpo,
el que se tuvo antes,
se está quieto,
caracol vacío,
patio sin nadie, convento
de sombras y ecos.
La enfermedad está subiendo
un pozo negro
lentemente, por años,
como la voz de un muerto.
Arterias hechas nudo,
sangre asfixiada, lejos,
trozos de carne ajena,
uñas y huesos
en el lugar del alma
están subiendo.
Peces de puro aceite
y pájaros petreos,
subiendo.
Una mosca en el oído,
encerrada, subiendo.
Cuatro patas, el silencio
de un gato, subiendo.
Sobre el tronco de una niña
las manos de un ciego,
torpes, subiendo.
La enfermedad y la cama,
remolino, trompo de humo,
están subiendo.
Y espejos alucinados
y caídos cayendo
hacen un vaivén de sombras,
una marea de féretros.
Y un cuerpo tras de otro cuerpo,
una procesión de cuerpos,
sigue subiendo.

¡Qué ceniza con azúcar
en las sábanas ardiendo!
Cucharaditas de agua
con aire, sin miedo,
trocitos de luz madura
Silencio.

La enfermedad está cayendo.
Plumas de plomo,
algodón de muerto.

Sabines, Jaime. Nuevo Recuento de Poemas. Biblioteca Paralela, Joaquín Mortiz, 8a reimpresión, 1990, pp. 150-152.