3 de diciembre de 2009

Ejercicio para ayudar a bien morir. Exorcismo.


 En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero; yo, aunque indigno, os conjuro, infernales espíritus, desde Lucifer hasta el más mínimo, por la Encarnación, Pasión y muerte del Hijo de Dios; por la pureza y dolores de María Santísima, Reina de los ángeles; por los méritos del arcángel San Miguel, santos ángeles de guarda, Señor San José, Señora Santa Ana, San Ignacio de Loyola, San Camilo de Lelis, Santa Catalina de Sena, Santa Bárbara, Santa Tecla y todos los demás santos y santas; y debajo de ira e indignación, y con todas las penas, censuras, maldiciones, iras é indignaciones que todos los exorcistas del mundo suelen poner, y con lo que la omnipotencia de Dios os puede castigar, os notifico y mando á todos, sin excepción de alguno, que os apartéis de todos los moribundos. Y quiero en el nombre del mismo Dios, y bajo de dichas penas y de todas aquellas que se os pueden y suelen poner, con aumento de instante á instante (que durarán mientras yo, indigno pecador, no fuere obedecido), que no os atreváis á inquietar, perturbar ni tentar á dichos moribundos hasta que entreguen el alma á su Redentor. Para todo lo cual, y bajo dichas penas, con su aumento de instante á instante, como dicho es, os pongo entredicho por todo el dicho tiempo, en todo el distrito que vuestra indignación puede alcanzar á perturbar, tentar, inquietar é inducir á dichos moribundos á cualquier culpa é imperfección.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que ha de venir á juzgar á vivos y muertos. Amén.

Lavalle Nacional para uso del católico mexicano, compuesto por el Presbítero D. Julián G. Villalain, 25o edición, 1945, Herrero hnos.