26 de diciembre de 2009

A señor San Miguel.



Príncipe gloriosísimo de las Gerarquías angélicas, Sr. S. Miguel, á quien el Señor ha encomendado el cuidado de todos los moribundos, cuida mi alma librándola de caer en pecado, para que cuando la recibas en tus manos, limpia por la gracia, merezca ser conducida por tí á las eternas moradas de la Gloria. Amén.

Robustez del alma ó sea Breve instrucción sobre el principio de la Vida Interior y su desarrollo por el Sr. Pbro. D. José M. Espino. 4a edición. Librería Católica del Sagrado Corazón de Jesús, Aduana Vieja No. 4, 1903, p. 115.