29 de agosto de 2010

Imbuida de muerte.

El cálido roce de la muerte se la había llevado; las alejaba. ¿Cómo sujetarla lo bastante para que no se fuera, para que no se metamorfoseara en una niña de seda envuelta en el capullo de su sudario? Porque no hay brillantez en tu partida; sólo vacío y angustia, musitó a la hija arrullándola; quisiera partir contigo allá donde la muerte enseña a vivir a los muertos... Mientras miraba por última vez su cuerpo tan amado volvió a sentir el olor que su hija desprendía y que tendría que asociar siempre al de ella. Aspiró el hedor dulce y denso de su niña que ya nadie podría arrancarle. Este olor me acompañará hasta que yo muera y la ponga de nuevo entre mis brazos, se dijo.


Imbuida de muerte. Lourdes Gómez Voguel. Por la literatura! - mujeres y escritura en México, Cuadernos de Crítica 5, Universidad Autónoma de Puebla, México, 1992, primera edición, p. 100.