27 de septiembre de 2011

Psicosis. Robert Bloch (1/2).



Entró en el cuarto de aseo, se desembarazó de las zapatillas con un movimiento de los pies, y se agachó para soltarse las medias. Luego levantó los brazos, se quitó el vestido y lo arrojó a la habitación. No le importó que cayera al suelo. Se soltó el sostén...

Después entró en la ducha. El agua estaba muy caliente, y debió abrir un poco la otra llave. Por fin, abrió las dos y dejó que la cálida lluvia cayera sobre ella.

El cuarto empezó a llenarse de vapor. El ruido de la ducha no le permitió oír cómo se abría la puerta de la habitación, ni los pasos que se acercaban. Y cuando las cortinas de la ducha se abrieron, el vapor oscureció aquel rostro.

Fue entonces cuando lo vio: un rostro que miraba entre las cortinas, colgando del aire, como una máscara. El cabello aparecía cubierto por un pañuelo y los vidriosos ojos la miraban inhumanamente; pero no era un máscara; no podía serlo. La piel estaba cubierta de polvos blancos y había dos rosetas rojas en las mejillas. No era una máscara. Era la cara de una vieja loca.

Mary empezó a gritar. Entonces la abertura de las cortinas se ensanchó y apareció una mano, armada con un cuchillo de carnicero. Un cuchillo que cortó su grito.

Y su cuello.

Psicosis. Robert Bloch. Biblioteca del Terror, Ediciones Forum, España, p. 22.