24 de julio de 2010

La muerte 1/3.

Cuando uno siente que su fin se aproxima, empieza a asignar sus bienes (si es anciano, lo que todavía no haya repartido); advierte a los familiares, según sus simpatías, de quién tendrán que ser aceptados los regalos fúnebres y de quién no; llama a los amigos a los que quiera confiar alguna disposición secreta; decide quién tendrá que lavar su cadáver, quién lo vestirá y quién será el encargado de las oraciones. Finalmente -y esta es su decisión más importante- establece cuál de sus parientes se encargará de los ritos necesarios para que su alma pueda abandonar la tierra. El familiar al que le toque este deber recibirá algo más para sostener la carga de las ceremonias previstas; castigo de un eventual incumplimiento sería su exclusión de la herencia por parte de los demás parientes, ayudados por las autoridades municipales si es necesario.

Los Huaves de San Mateo del Mar, Oax. Italo Signorini. Instituto Nacional Indigenista, 1979, México, p. 47.