21 de mayo de 2010

De la conformidad con la voluntad de Dios 1/2.


En la historia Tebea se cuenta una singular merced que hizo San Mauricio, capitán que fué de la legión Tebea, á una señora muy su devota. Tenía ésta un hijito solo, el cual para que con tiempo se criase en religiosas costumbres, al fin de su tierna edad lo consagró en el monasterio de San Mauricio debajo del cuidado y gobierno de los monjes... Crióse en el monasterio este único hijo de esta señora en las letras y costumbres y en la disciplina monástica muy bien, y ya en el coro juntamente con los monjes había comenzado á cantar suavísimamente; pero sobrevínole una calentura pequeña de la cual murió. Vino la desconsolada madre á la iglesia, y con infinitas lágrimas acompañó al muerto hasta la sepultura; pero no bastaron las muchas lágrimas á templar el dolor de la madre, ni para que dejase de ir cada día á la sepultura a llorarle sin tasa, y mucho más cuando al tiempo que se decían los divinos oficios se acordaba que estaba privada de oir la voz de su hijo.

Ejercicio de Perfección y Virtudes Cristianas. Alonso Rodríguez, Tomo I, Apostolado de la Prensa, Madrid, 1898, p. 519.